Eres como un sol entre las ramas de mi árbol,
Formas sombras de besos en mi cara,
Acaricias mi alma, hermosa princesa encantada.
Tu amistad la llevo en ancas, dondequiera me acompaña,
Tu sonrisa es luna llena en noches de nostalgia,
Tu traviesa figura se disuelve entre mis sábanas
Y te vas volviendo ilusión, vida y savia enamorada.
Me seduces cuando al decir adiós me regalas un corazón
Y me esclavizas la mirada que en ti ve su vocación,
¿Cómo entender que eres alucinación inalcanzable?
¿Cómo decirle al corazón que aborte la intención?
Si eres mi fresca mañana y mi noche apasionada.
Por ti espera mi alma enamorada, a sabiendas
Que jamás un beso sobre mi boca dejará el néctar
Que vivifique mi existencia ya cansada,
Porque esperarte debilita mis ansias
Y aún si recibiere visita inesperada
Bien se que te irás en pos de otras ganas.
Entonces, mi aliciente es saber que aunque no me amas
Tengo el favor de esa mirada que finge admiración,
El beso que a distancia me firma tu amistad
Y el roce de tu mano virginal precipitada
Que huye de carnal insinuación… necesitada.
Por eso mi alma enamorada solo puede llamarte:
Amiga, hermosa princesa encantada.