Hoy le he visto desnuda.
¡Dios! Cuánta lluvia de belleza acumulada en su cintura,
teniendo en cuenta que ella liberó mis ataduras,
yo le he cosechado un sin fín de deseos,
y coloridos sueños germinando su cama.
Ahora puedo comprender la teoría del sentimiento,
con sus curvilíneas descubiertas,
tengo la osadía de decir que ningún geómetra descubrió mi verdad,
desnuda es más dulce que una manzana chilena,
mordiéndola bajo la luna,
bien cerca de mi vagabunda estrella.
Hoy le he acariciado hasta el alma,
y he recogido hasta lo besos que dejó caer al piso,
enjuagando mis promesas de amor con una última lágrima,
tuve la potestad de convertir sus momentos en sonrisa.
Hoy le conocí desnuda y mis manos se dedicaron a calcar su ruta,
emergiendo desde el sur, mi boca conquistó lo posible,
todo lo demás queda retratado entre su lecho y todo lo que tengo,
y en éste corazón que la guarda como su más preciado momento.
©ricardo_felipe
Un soñador sin mucha estirpe