¿Dejará cicatriz o secuela
la muy vulpina ella?
¡Con lo que me ha costado el arreglo de nariz!
¡Ay! El mortal miedo a morir.
Cuán doloso es pensar en el partir.
No pinta cual paseo marítimo
con sombrilla y bombín
atusándose la nariz.
¿Vendrá cual noche de grillos,
canturreando el camino?
O cual vocerío de pescadero…
¡hoy la docena de ostras a buen precio,
para el que de trabajo al sepulturero!
Querida Christine Pizán,
caprichosa es doña muerte, ¿verdad?
Halcón de vuelo fugaz,
un instante se deja ver y… ¡uf, ya está!
Si bien, sigilosamente ando
no sea que se despierte el Amo…
y ¡todo a su tempo!
Heme aquí, señora parca,
aquí me tienes, bien sentada,
con un pié dentro de la lavadora y ¡leyendo!
Cuando sea, sea pues,
me encuentres bien aseada,
por fuera y ¡por dentro!