Maestra, usted que siempre
me ha brindado su ayuda
hoy le pido que me oriente
porque me embarga una duda.
Hacer daño no me atrevo,
pues rechazo la maldad,
y quiero saber si yo soy bueno;
dígamelo por caridad.
Maestra ¡Hágame feliz!
borre la duda que mi alma siente:
pues ayer tarde descubrí
que en mi casa todos mienten.
Alejandro J. Díaz Valero