Trepa el dolor, a la empinada cuesta
y en el plexo de mi alma, se recuesta.
Tu amor puro, que mi corazón revienta,
tiene el alivio a la herida tan sangrienta.
Un collar de lágrimas en mi pecho llevo.
Y ante el recuerdo de tu ausencia, que es tan larga,
mi líquida tristeza, a grandes sorbos bebo...
con esta soledad, me sabe amarga.
Ando en busca de un mar, para mi barca
y una isla, en donde anclar mis penas
y un sol, que derrita las cadenas...
que oprimen mi alma, hasta asfixiarla.
Felina