Eres tan bella que no me resisto a admirarte
flor de azucena de un lindo día primaveral
que mis ojos no resisten tu fuerte haz de luz
Mi otoño se alegra de tu existencia viva
embrujo divino, de claro fulgor
desbordante cuna del espectro matinal
húmeda y florecida
flor única, ante las demás flores
admirada y retraída
en la bella piel amanecida
Y de los ojos calmos, que miran con ternura
a todo aquel que embrujas con tu gran belleza
y que yo clamo, por el pecado original
tú casta pura, inundada de seducción, sonríes
para proclamar que no existen las diferencias.
Richard E. Vergara Bravo
Valparaíso-Chile