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Después de malogrado todo intento,
cuando casi me daba por vencida,
no precisaste darme un argumento
para sentir que estaba convencida.
Convertido en cantar este lamento
así tomo el adiós de tu partida
pues lo que pudo ayer ser un tormento
es hoy paz y remanso de la vida.
Mas te engaño si te digo que no siento
un vacío que anida en mi costado
y el amargo dolor que me ha dejado
saber que ha sido inútil lo vivido
porque ya no te queda un argumento
para negar que nunca me has querido.