Quiero humildemente
recibir agradecido
esos segundo llenos
de plena felicidad,
sin aspavientos
reteniendo la brisa
sutil, pasajera,
que llena de sonrisas
y de luz el día,
rozándola levemente,
permitiendo su paso
invisible, etéreo, fugaz...
sin tratar de retenerla,
o ser una constante,
porque se que algo
me recordará al instante,
como filo de navaja,
grito en la oscuridad,
aullidos lejanos...
que existen causas
que parecen legítimas,
para no ser feliz.