Un día, me encontré con el olvido, intercepté su camino:
Le pregunté
- Señor olvido, ¿Porqué tiene tan olvidado pasar por mi casa?
Me dijo y cuestionó
-Debí olvidarlo ¿Acaso tienes mucho que olvidar?
A lo que le contesté
- Ay señor olvido, si usted supiera todo lo que tengo que olvidar, ya no sé donde resguardar todo lo que tengo que olvidar y usted se olvida que tengo que olvidar para mi andar proseguir pues cada día es una tortura para mí.
Entonces me dice
- Niña mía, que no se te olvide que ya estoy viejo, cansado y olvidadizo, que olvido con facilidad donde he visitado y donde no.
Le pregunto
- Señor olvido y ¿Qué hago entonces con la carga de recuerdos que tengo que olvidar, que como loza hirviente en mi espalda llevó y de ellos no puedo deshacerme?
El señor olvido, fija su mirada en mi, se queda un rato pensando y me dice:
- Llámame, llámame mucho, verás que cuando menos lo esperes llegaré a ti y olvidar podrás. Tiempo al tiempo niña mía, que el olvido mucho tiene que viajar, mucho tiene que trabajar, muchas almas sanar, muchos corazones aliviar.
Tiempo al tiempo mí niña y el olvido a ti llegará.
Diciendo esto prosigue su camino sin tener compasión de mi carga aliviar… no me queda más que esperar, esperar y desear que el tiempo pase y que el olvido llegue a mí.
NM de la Rosa