ALVARO J. MARQUEZ

MI PROPIO JUEZ

"En mi vida hay episodios tristes o bellos,/ cielo e infierno se parecen tanto hoy,/ que al morir y estar en uno de ellos,/ quizá ni sepa dónde estoy".


A veces como hoy, yo soy mi propio juez
y a mí mismo me puedo dictar sentencia,
las huellas que reviso no son de mis pies,
son las que marcan peso en mi conciencia.

Me culpo por mi repentina inconsistencia
y por no tomar algunas vitales decisiones,
por no saber tener un poquito de paciencia
ni qué nombres ponerles a mis emociones.

Me culpo por mi tranquilidad en ocasiones
cuando ser tranquilo ya no es lo se requiere.
Por atreverme a criticar ciertas actuaciones
y de no llorar si alguien conocido se muere.

Por escuchar a quien con su verbo me hiere,
porque me resulta tan complicado el perdón,
por no preferir por igual a quien me prefiere,
porque no es a veces del todo pura mi pasión.

Me culpo ahora por mi falta de motivación
en asuntos que por ley deberían motivarme.
Por alimentar más de lo debido una ilusión,
por no aceptar que unos puedan criticarme.

Por rechazar a alguien que desea abrazarme,
por ver pequeña a un alma que es inmensa,
por no hablar cuando he debido expresarme,
por no creer que alguien de lejos me piensa.

Por no querer a veces ya ni mirar la prensa,
por tratar de endurecerme y no ser sensible,
por aburrirme una lectura si es muy extensa,
por parecerme lo que vivo ya tan predecible.

Por no agradarme los estúpidos, es tan risible,
porque muchas veces soy como uno de ellos;
por ser inteligente y no hacerlo algo visible,
por despertar cuando mis sueños son bellos.

Por dar de mi alegría a veces sólo destellos,
Por decir que creo en Dios y tener mis dudas.
Por no acariciar algún rostro, unos cabellos,
por conocerlas vestidas y preferirlas desnudas.