Me sabes como el agua,
te tomo en cantidades mínimas
y aún así, sigo adelgazando.
Eres tan transparente que
ya no veo nada en tí,
pero me humedeces la mirada.
No crece nada en mi interior
aunque me riegues con tu
risa que suena como la
caída de una cascada.
No te acepto como elemento
vital, porque me
ahogaste en la marea de
tus mentiras.
Prefiero deshidratarme,
secarme el llanto,
ser tierra estéril que
al paso del tiempo
el aire mueva.