Me alejé del bullicio de las calles de piedra
con sus coloridas paredes y vendedores de humo,
con sus vicios suaves y con sus burdeles,
sin querer quererles, me alejé sin rumbo.
Buscaba un lugar donde refugiarme
donde desnudarme de tanta apariencia,
besos sin amor, cultura de fiesta
y sus maniquíes pálidos de ausencia.
Tómame la mano,
ya no sé a dónde voy,
buscaba un camino que no puedo ver,
buscaba la esencia, buscaba una voz
que me dijera que todo irá bien,
buscaba el sentido de lo que soy
y construirme un destino de lo que quiero ser,
pero ahora está oscuro, me he sentado a esperar
quizás salga el sol como la última vez.
Vine a estas tierras desconocidas
y aún a estas horas me pregunto
a dónde iré con tantas ganas
en este día moribundo.
Estoy perdida entre el silencio,
confundida con las puertas,
cuándo fue que las cerraron
y yo no me dí cuenta?
Guíame sin miedo
que no sé a dónde voy,
buscaba una escalera al cielo
buscaba un propósito, buscaba mi pasión,
y no volver nunca la mirada atrás,
buscaba ser eterna en mi ilusión
despegar del suelo y ya no bajar
y me mata el hecho de descubrir
que tan sólo soy un número más.
Ráscame el orgullo,
que he creído ser
mi propia esperanza de ser yo,
la única manera de comprender
estos los pasos que ahora doy,
quería comerme el mundo sin más
pensando que sola estaría mejor
olvidando que a bien o mal los demás
permiten que vea lo que en verdad soy.
A dónde iré tan lejos de casa,
tan distante, tan afuera,
y sin embargo siempre
en el mismo lugar.