A la oscuridad te arrimas
A la oscuridad te arrimas de las corrientes aguas de la acequia, y en un costado te escondes donde aflora el insecto, y ahí están las aguas quietas dormitan y no se ven seres que molesten tus sueños.
¡Quién adivinara tus pensamientos vida de mi vida, con pasos lentos y conteniendo aliento, con miedo a que percibas mi latir extremo, en ese lugar donde te ocultas, ansiosa te sorprendo!
Maldito puñal que hieres, en el desencanto amargo del basural donde se forma los miasmas infectos. ¿Que has dicho de penas y basura y desencanto? ¡AH! No digas frases, mi vida, que no comprendo; sólo dime en que piensas cuando de mi te alejas y fugándote de los hombres vas buscando el silencio.
Mi mente está confusa cuando pienso en cosas tristes y tan oscuras y en otras tan extrañas y tan hermosa pienso que nunca sabrás, lo que se ignora nos daña, si es malo, ni perturba si es bueno. Yo te lo digo a ti, a quien de veras amo, ¿oculta el alma humana tan profundos misterios?
Pero cuando a nuestros ojos un manto los oculta y siente la sensación descorrer ese manto; no pienses, pues, amor mío, no pienses en que pienso ¿que la mató entonces la pena de saberlo?
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz