Como la roca…
Esta noche los girasoles duermen
la vida misteriosa se derrama…
Luces se prolongan en el mar;
seducen los faroles en la rambla
donde los pasos son murmullos,
entre oleajes, golpeando rocas
sin piedad y sin la honra
que merece la piedra en su coraje.
Así piedra, me siento en esta noche
golpeada, muda, sucia y herrumbrada,
por el derrumbe de tantas ilusiones,
mantos que cubrir solían mi cuerpo
y en mi fuerza confiaba ciegamente,
mas no quiso el destino inclemente
darme más que castigo y sufrimiento.
Irremediablemente inerme,
como la roca sólo mojada por la ola
que se retira prontamente,
para volver malévola
a castigarme insolente.
Soy invisible a tantos…
Es el mar imponente con su espuma
el que atrae las miradas de la gente,
siempre indiferente
a la magia inerte
al brillo de mi frente
a mi lenta muerte.
Matilde Maisonnave