Te vestiste de azul la última tarde.
Era el azul oscuro de un crepúsculo nublado
que se va muriendo poco a poco, palmo a palmo,
y se va tiñendo de negro, sí, de negro.
Te vi mirarme mientras escribía
un verso sin nombre y sin rima,
ese verso del alma que desearía fuera un beso
an lang="ES-TRAD">para que tocase tus labios en vez de tu oído.
Te vestiste de azul la última tarde,
y bailaste en el aire para mi mente,
aquella melodía que ninguno de los dos conoce
pues es sólo una fantasía.
Te oí hablarme en un silencio
de respiración acelerada
mientras mi alma sudaba un prolongado frío,
al ver salir de tus labios el aliento de una palabra
que no pronunciaste
y que yo solo soñé.
Te vestiste de azul, lo recuerdo bien,
aquella remota tarde de otoño.
Y me temblaba la mano mientras intentaba entregarte
aquel verso sin rima y sin nombre.
Tú me entiendes:
Es aquel corto verso
que desearía más bien que fuese un beso.