No obstante,
momentos donde el cerebro divaga,
la mente proyecta la imagen de ella,
como una película por horas que no acaba.
Culpables son las calles
que ya no distraen, ni mienten,
tan siquiera solas están y advierten
que por ella los jardines sumisos estarán,
esperando que por su culpa,
algunas rosas corte para poder dejar,
en ese florero solito que en su mesita esta...