He de salir de nuevo al aire
Ver en las estrellas los puntos
En los que no se derramo la tinta de la noche
Ver cuando se enciende la superficie
Para no quemarme al momento de querer tocarla…
Que obtendré después de todo,
Tus manos suplicando oxigeno dentro de mi cabeza…
Pero allí no hay demasiado oxigeno,
Muchas más señales,
Y Tú no apareces,
Ni uno solo de mis tibis contactos
Ni siquiera uno de tus mas pequeños pasos
Ni siquiera un minuto porque duermes.
Eso quizás sea todo del cosmos;
Nuestros intersticios,
Y el aliento que los colma,
Nuestros lapsos pasionales
Y el pulsar que los lleva a resumirse en otro día,
Nuestros pastos,
Perdidos de libertad
Esperando a que tú animo
Pueda echarse en verano
A jugar con el Sol
A que “nunca acabe la mañana”…
Hagamos esta vez como el riachuelo,
Y que de nuestro filial cauce
Salpiquen gotas de vida hacia las riberas,
Toquemos si es necesario
La perdida eternidad de la inocencia
Saquemos a la reminiscencia
El suculento bostezo de la mañana
Hagamos que lo inextinguible de un abrazo
Acabe con la separación entre los Hombres.
A quien le toque volar
después sobre nuestra planicie intacta
Ése verá,
tu mentón sobre mi frente,
el mismo descanso de la luna sobre la montaña,
tu cuello vivo
reflejando la suavidad que huelo ahora,
la voz de la paz deslizándose en silencio