A Ricardo
Cuánto es que la perversidad del mundo
parece un llanto, al volverse saudade,
columna doblada del triste sauce.
Como esperma de la pena es fecundo.
Para el desconsuelo, impacto rotundo
-las hojas como cascadas y cauce
se quieren comer al piso acezantes-
Para el pensamiento es el gris profundo.
Ancho, gordo, decaído, cual desdicha.
Amargo pero erguido, cual humano.
Robusto del olvido, cual memoria.
Vestido con sus velos como novia.
dejada y anhelada ante la vista,
pintándose al doblez fino del lago.