ARREBATO PAR
Cuando trepaste al altillo
y vi la punta de tus bragas,
me separé de mi cuerpo,
me licué por la espalda.
Corrí el suelo, asegurado,
enfriado como pura agua,
mas mis titilantes retinas
refulgían con la demanda
que tú, sinuosa, sabías
en el perfil de tu mirada.
Embotellaste mis despojos
como si no fuera nada
y en fortuito descuido,
me derramaste en tu falda.
Tendido, piernas arriba,
nos empapamos en brasas,
nos succionamos en besos
y tejimos una cama
con pétreo terrazo frío,
ensoñado entre albahacas,
para dejarnos huidos
sin sopesar el mañana.