Y vuelve a mi el recuerdo de tenerte entre mis brazos,
pero no en mis labios, haciéndome pedazos...
Como son criaturas caprichosas,
aquellas mariposas.
Al quererlas atrapar, ¿ raro no?
Si las persigues vuelan,
y si te quedas quieto se quedan,
en las manos...
Cantando una canción.
Eres tan rara y linda mariposa,
tan bella que sospecho eres venenosa.
Pero tan brillante,
que cuando volaste,
aquella ultima vez de mis brazos,
te me perdiste con el sol.
Y me quedé mirando,
mirando tus colores tornasol.
Cuando se estaban alejando.
Y tus colores me hipnotizan, tus alas me pervierten, tus ojos me enamoran.
Como el aire que se cuela bajo tus sabanas,
todas las mañanas a primera hora.
Creo que ya estoy envenenado...
Todo sin haberte tocado.
Razón mas tonta de morir para un enamorado,
La mía, juro que la mía!
que del veneno que no he probado.
Pero morirás.
En mis manos así como yo en tus labios de alcatraz,
de eso estoy seguro,
porque también en la ironía, la vida da color,
y da ese encanto y esa melodía que invoca la justicia en el amor.
Porque para esa hermosa tarde de mi muerte,
nuestra muerte, tendré la suerte.
Tirado con el corazón deshecho, envenenado.
Pero sonriente una mariposa postrada en el pecho.