Cuando muera, señores, un poeta
no le digan nada a la inefable poesía,
dejen que sigan marcando las letras
parte de su extensa biografía.
Amigos, cuando muera un poeta
no saturen la brisa con el llanto,
no esgriman la lanza de la tristeza
ni decoloren de la noche, su manto.
Cuando un poeta deje un día de existir
y haya cumplido su misión terrena;
hagan que sus versos vuelvan a fluir
en memoria de aquel que un día escribiera.
Cuando un poeta ya esté ausente
Interpretemos su silencio sin escritos,
que tal vez su musa siga latente
en las calladas voces del infinito.
Mañana cuando amanezca
y vuelen las aves en su algarabía,
si me entero que ha muerto un poeta
uniré unos versos a la cofradía.
Dejaré que sea el soplo del viento
envueltos en traviesos remolinos
quien lleve el mensaje de sus versos
a todo aquel que no lo ha leído.
Su misma poesía, será la recompensa
para seguir disfrutando sus encantos…
cuando muera amigos, un poeta,
no saturemos la brisa con el llanto.
Por eso, aunque escribirlo me cuesta,
aunque parezca un gesto de hipocresía,
sí veo que muere, mañana un poeta
no le diré nada a la poesía.
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