Entre silenciosas noches sin lunas
Y manchadas aguas negras
El ancla en la mano.
Con la otra palma alejaba los recuerdos
Bamboleándose en tan triste danza
Que sin rumbo y sin estar a bordo
Custodiaba la bitácora…
Más esfuerzo , menos gozos,
Ya, ni las gaviotas anhelaban la travesía,
Más la paciencia en la boca
Garreaba el ferro sin obstáculos.
“Abrir el cáliz de la esperanza
En un mar de angustias
Es para constantes y decididos”
…y fondeo, y se ancoro.
Allá donde la nave en serenas ,
Donde las cristalinas y celestiales
Derramo la memoria
Con una canción verde
Que desgarraba su cuello
Y desfiguraba su pecho desfondado.
El ancla en su mano,
Ya no gobernaba consuelo,
Sólo una lámpara santónica de dolor
Alumbro tanta soledad…
Antonia Ceada Acevedo