Cuentan que un caracol
molesto no se sabe porqué
desafió al ardiente sol
a ver si podía quemarlo a él.
El sol quiso dejar su impronta
ante aquel atrevido desafío
y el caracol oculto bajo su concha
quiso demostrar que tenía frio.
Ya en el ocaso, con el sol escondido
el caracol quiso irse a descansar
y dejó la huella de sus pies derretidos
cuando quiso de nuevo caminar.
Alejandro J. Díaz Valero