Me asomo desde mi agujero y lo miro,
-El gato negro permanece apacible-
Tiene esas luces en su pelo,
que llaman mi atención y salgo a verlo.
El circulo brillante en su ojo izquierdo
me incita a que lo toque.
Lo hago y despierto su instinto de jugar
conmigo durante horas y horas.
Soy su bola de estambre.
Hasta que el día llega y me transformo
en hombre.