Te detienes,
tus ojos ansiosos
miran tras de ti,
recorres despacio
la trayectoria de tu vuelo;
se llena tu mirada de triste desconsuelo
y piensas que es muy poco lo que
has hecho por vivir.
Espera.
No llenes tu alma de pesadumbre,
aún te quedan mañanas por pintar
de un color que no sea el de costumbre,
de un color que sólo tú le puedes dar.
¡Atrévete!
desecha el veneno
que han vertido en tu alma y en tu cuerpo;
no intentes cobrarle a la vida
las heridas que antaño te hicieron,
respira optimismo, ilusión, aire nuevo,
llena de fe tu mirada y entonces . . .
¡emprende el vuelo!
NM de la Rosa