EL QUE NO ORA
Se invitado a un campesino a un banquete. Se le sentó entre comensales distinguidos. Al empesar la comida, nadie manifestó la menor intención de orar. Sólo el agricultor juntó sencillamente las manos para dar gracias a su padre celestial.
Un habitante de la ciudad, muy seguro de si mismo, lo dijo en tono de burla:
-amigo mio, allá en el campo, todos ustedes seguramente tienen todavía la costumbre de orar.
- No, señor contestó el campesino, los hay que nunca dan gracias.
-Entonces dijo el otro con aire triunfal, sólo lo hacen los viejos y los anticuados.
tampoco .Mire Usted; tengo en la pocilga una cerda con siete lechones: ninguno de esos oran.
Pero, fuera del ganado; todos en mi casa suelen dar las gracias a su Creador por los alimentos.
Al oír esto; el hombre de la ciudad no supo qué contestar.
“Dando siempre gracias por todo al Dios y padre; en el nombre de nuestro señor Jesucristo.”
Efesios 5:20