UN VIEJO EN UNA ESQUINA, CUALQUIERA, DE LA TIERRA.
(22 de abril. Día mundial de la Tierra)
Viejo que cargas la chaza* diariamente,
en la mañana y en la penumbra de la tarde.
El golpeteo de cuatro gastadas balineras
te acompañan en tu rumbo solitario
y acompasan el ruido de los autos.
Ahora es el sonido menos rápido,
los años se entretienen con tus pasos.
Te refugias en la esquina rutinaria
que advierte tu presencia, ¡no tu nombre!
La costumbre te vistió con ropa limpia
y el saco ya raido, que sabe de tus años
y la importancia de saberse bien vestido.
Sobre la acera te visitan: transeúntes
sin rumbo o sin prisa en las mochilas;
empleados de un banco cercano
que vuelven satisfechos del almuerzo;
gente diferente que no regresa nunca,
y algún niño entusiasmado, ¡escudriñando!
Cada confite solo cuesta cien pesitos
y entregas seis por los quinientos;
¡es tu pequeña visión del mayoreo¡
Antes menudeabas cigarrillos,
pero ahora las leyes lo prohíben
y casi nadie compra por paquetes.
Soñando derramas las jornadas,
y entre pedazos de plástico y saludos
recibes muchos buenos días y sonrisas,
¡y tan pocas monedas te acompañan!
Un diabético, a diario, solicita
tres confites que más allá regala.
Nunca te menciona su dolencia,
y lo hace consciente, sabiendo
que las aciagas envolturas
--¡contaminantes del Planeta!--
¡significan migas de pan para tus hijos!
(*Chaza: puesto de venta fijo o ambulante, caspete)
De: Evolución de los oficios