La tarde se duerme,
y en la sonora calma,
que habita en el bosque
de la vida, sueña...
¡Qué hermoso es el sentir,
del beso, que al rostro acaricia!
Con esa plenitud despierta,
saludando al nuevo día.
Y al fin en el silencio,
se amotina el pensamiento,
que se encomienda a la vida,
por disfrutar de esa dicha.
¡Fastuoso amanecer,
explayando los sentidos,
hacia el lugar del Edén!
En un abrazo infinito
del ser, volando hacia el
mágico momento,
que une los hilos de la paz,
con el encuentro del yo…
hacia ese bello despertar!