De puntitas, a la noche
me levanté de la cama
sigilosa me deslicé
hasta alcanzar la ventana,
la abrí y la luna
sonrió a mi visita,
me esperaba pues yo
había arreglado una cita
Tan viejas amigas,
aún así daba turno
la teníamos atareada
los amantes nocturnos,
brilló para que empezara
y una estrella secretaria
sacó agenda y lapicera
para anotar lo que se hablara.
Yo dudé por un instante,
miré a un lado, miré al otro,
sólo un gato paseaba
sobre un tejado roto,
aún así, de puntitas
me estiré por la ventana
y susurré lo que quería
con rubor de enamorada.
La estrella carraspeó,
no me había escuchado nada,
más fuerte,- dijo la luna
pero yo no me animaba,
repetí mi exclamación
con un poco más de fuerza
y la estrella secretaria
resopló de la impaciencia.
Que más fuerte! - me retó
y movió la cabeza,
la luna se reía
y yo moría de vergüenza,
bueno, esto dije,-
pero tampoco se oyó,
colorada de la bronca
la estrella me miró.
Vámonos y que se embrome -
le dijo a la luna,
que no!- respondí yo
casi hechando espuma,
entonces, grita de una vez!-
me increpó ya estrellada
- bien! que yo lo quiero!!
y que no me importa nada!!
Con semejante grito
el gato del tejado
se tiró en el primer patio
y no cayó parado,
aullaron unos perros,
los vecinos se despertaron,
hasta de una chimenea
salió un ladrón asustado.
Con un ojo entrecerrado
la estrella aturdida
se acomodó la peluca
y se limpió mi saliva,
lo siento,- le dije,
la luna centelleaba
girando muerta de risa,
la estrella, ofuscada.
En ese instante, allá lejos
tú de pronto te levantabas
confundido en la cama,
dormido te preguntabas
me pareció o escuché algo??-
solo un grillo te respondía,
te encogiste de hombros entonces
y dándote vuelta, te dormías.