No hay nada que tenga
más poder en mi vida
que tu palabra mi Dios,
me llena, me alimenta, me ilumina,
me endulza la vida...
Me advierte, me aconseja,
me libera, me sana,
emana ese poder sobrenatural
que sólo Tú, ¡Oh Padre celestial!
me puedes enviar...
Y aunque a veces se me hace difícil
tener la disciplina de leer y escudriñar,
tu palabra me enseña,
que todo lo puedo en ti lograr...
Gracias Padre amado,
porque a través de ella
puedo conocerte aún más,
puedo entender que con ella,
mi vida podrá prosperar
y que Tú nunca me abandonarás...