LA PIÑATA DEL ALFABETO
(23 de abril. Día del idioma Español)
Cinco vocales y veintitantas consonantes
se abrazan en la bolsa y retozan excitadas
amalgamándose en promiscua algarabía.
Danzando en medio de pálidas cuartillas
se funden en extrañas sílabas y frases,
¡y se declaran parteras de palabras!
Juntando sus esencias solitarias
los caracteres dan sentido a los fonemas
y se mezclan sin prejuicios
agrupándose en los párrafos.
Así, sencillamente, abarcan
las páginas, los libros y la historia…
Ellas nos legaron diligentes:
Los manuscritos ardientes de Eloísa,
¡placebo solitario de las almas solas
que sustentan la vida entre las cartas!;
la misiva adoptada por Rowan,
desconociendo el domicilio de García;
los mandamientos punitivos de Moisés,
condenando a muchos a la hoguera;
las verdades que negara Galileo,
salvando la piel con la renuncia;
las misivas vehementes de Bolívar,
dirigidas a humanos y a sus diosas;
el macondiano mundo de Gamárquez
saturando de envidia a los ineptos;
los épicos cantos legados por Homero,
inmortalizando a griegos y troyanos;
el esperado Secreto de Lucía,
convertido en noticia de segunda.
En los libros cabe todo: los amores,
las pasiones, el hambre, las traiciones,
aquellas mentiras nunca constatadas
y hasta el arte miserable de la guerra.
Con las letras también puede describirse
la inmensa vaguedad del mundo nuestro,
que ahora nos sume en la tristeza.
¡Todo en una bolsa cabe,
si agitamos con las manos
veintisiete letras diminutas
que nos presta el Alfabeto!
De: Evolución de los oficios