Como hijo virgen madre estoy postrado,
y sumiso a tu voz quiero vivir,
cual Juan Diego que obedece a tu llamado,
quiero yo tu casa madre construir.
Quiero estar contigo madre entre tus brazos,
tu figura hecha de sol quiero mirar
bien cerquita, quiero estar en tu regazo,
y soy la santa virgen madre escuchar.
¡Digname ser el mensajero de tus flores!
¡digname ser el que cante tu canción!
y subir al Tepeyac de las flores de colores,
y construir tu casita en mi sutil corazón.
Oh mi niña jovencita ante ti yo soy seguro,
el temor se me esfuma al tu nombre pronunciar,
cual converso que recita de su vida lo más duro,
y al final de lo rezado siente alivio sin dudar.
Grábate en mi alma cual la tilma de Dieguito,
y tu imagen viva y clara por el pueblo propalar,
dame un poco de tu cielo, de tu luz quiero un poquito,
y en las sombras del perdido yo hacerlas fulgurar.
Dadme flores aunque no sea primavera,
y anunciar a todos el don de tu virtud,
tu imagen impregnada que en mi manto apareciera,
y que adorne cuando muera la lápida de mi ataúd.
En tu altar con flores bellas quiero verte,
virgen madre que tu gracia sea mi afán,
y postrado ante tu sombra entretenerte,
pues mis fuerzas ya contigo quedarán.
¿Qué sería sin tí madre protectora?
¿qué sería sin tu abrazo innovador?
si tu eres de los dias el aurora,
madre mía y oficial de mi señor.
Sea dichoso el que en tí sea su mirada,
eres madre adorada la mejor siempre lo supe,
y al confín de la concordia sea tu imagen proclamada,
y a tus pies ser tan sumiso mi virgen de Guadalupe.
DAVID GARCIA (De ecos del silencio)