Flotando entre los mares del tormento,
el rostro languidece y se sonroja.
A causa del dolor, miedo o congoja,
el alma se prolonga en un lamento.
La angustia se apodera del momento,
la pena tambalea en cuerda floja,
febril debilidad, el llanto arroja,
ardiendo la razón a fuego lento.
Consume la tristeza el pensamiento,
inunda su humedad tibia derrota,
náufrago del dolor y el sufrimiento,
el corazón, toda esperanza agota.
Doliente se compunge el sentimiento,
sin consuelo y sin fe, el alma flota…