Cálidas mañanas
en las que gritan tu nombre
hombres con corazón de metal y piel de animal
corren desesperados
con sus lanzas hacia arriba,
sus jadeantes gargantas
resuenan en tu mente perturbada,
corres desesperada por el verde de un lugar ensoñado
que ahora se transforma en una terrorífica pesadilla
entre los arboles te escabulles.
Sientes miedo
miras hacia los alrededores
no hay tiempo de detenerse,
en la jungla ellos acechan
gritas pidiendo socorro pero es inútil
logras esconderte detrás de unas primitivas rocas
mientras intentas calmarte, pero el miedo logra dominarte.
Hueles al enemigo
no quieres darte vuelta
pero sabes que están cerca,
tu pecho jadeante
aquel deseo de perversión
las lagrimas de tus ojos
alimentando involuntariamente a las diversas y extravagantes plantas
levantas la mirada
y ahí esta, es él
sus rasgos casi tapados por su sucio y gastado pelo azabache,
sus marcas de guerra cavernícola,
aquella sonrisa tétrica, desagradable y temerosa, con sus dientes putrefactos
es lo último que vas a ver de aquel
hombre de la jungla.
Escrito por: Maximiliano B.