"Eran falsos los sentimientos/ y el tiempo dejó enseñanzas de maestro./ “Había una vez” empiezan los cuentos/ y así terminó el nuestro".
Lo que ya sabes de mí te dice poco
y tal vez yo no sea más que un loco
que anda por ahí como un mendigo.
Mírame, a lo mejor hasta te miento,
tú no sabes al final cómo me siento
cuando por el destino estoy contigo.
Fíjate, mis manos son muy suaves,
¿será que nunca trabajé? No sabes,
quizá en el fondo sea todo un vago.
Quizá ya ni mi familia me entienda
y sea de los que entro a una tienda
y tomo una mercancía y no la pago.
Es más, tú no sabes si estuve preso
y que de repente sea hasta por eso
que a veces ya ni sabes dónde estoy.
¿Por qué te inspiro esta confianza?
¿Por qué me quieres así a ultranza,
si sé que ni segura estás de qué soy?
Creo que tus padres no me quieren,
padres al fin, ellos tal vez prefieren
un hombre que tenga un mejor porte.
Deberías averiguar bien esta verdad,
quién sabe si en mis ratos de soledad
ni yo mismo o ya ni Dios me soporte.
Yo te amo pero tengo mis defectos
y no soy de esos hombres perfectos
que sé que siempre tú has buscado.
Cuando al oído te digo que te quiero,
no sabes si en realidad soy sincero
ni te consta que yo esté enamorado.
Busca mejor uno que sea de tu clase,
no me ruegues ahora que me disfrace
de otro para que tu familia me reciba.
En tu mundo no habrá quien aguante
ni aunque yo la mejor canción te cante
o el poema más hermoso hoy te escriba.
Somos de clase distinta, de eso no escapo,
no soy un príncipe que antes fue un sapo
ni tengo reluciente armadura para lucirte.
Vamos a tomarlo todo con mucha calma,
de pronto que te amo con toda mi alma
es la mejor mentira que estoy por decirte.
Mi sangre es común, es sangre corriente,
soy de lo más insignicante entre la gente
y ya en ningún sitio te podré representar.
Tal vez tengan razón y yo sea un ingrato,
no sea para tu entorno el mejor candidato
o sea el sapo que tú nunca debiste besar.