¡Que me castigue el cielo por amar!
Soy inocente, se lo juro y lo declaro,
fueron sus ojos los que me cautivaron
son sus labios los que me provocan.
Sus cabellos dorados los que me enrredan,
sus palabras culpables porque me enamoran,
palabras que embellecen mi forma de pensarlo.
Si tanto amor acaso merece un castigo,
que el infierno sea, entonces, mi proximo refugio
para así sufrir este amor no correspondido.
Cumpliré la sentencia de cadena perpetua
y que sólo la soledad compartirá conmigo.