Infinito particular,
la brújula que urge el norte.
Resisto en mi ciudad natal, a
las naranjas interestelares y
a las lluvias del íntimo destierro.
Un cadáver bajo las estrellas
también hace sombras chinescas en
mis noches de obsceno ego.
Hombre materia que se agita
al vacío en un enjambre de nada
equivalente y paralelo.
Sobre mis parpados el deseo de vivir.
Nada…
En la inmensidad
plataformas de resacas y
de caracolas adormecidas al sol.
Sobre mis parpados húmedos
el deseo de vivir en ti.
Una gota
una fracción de mi “yoes”
describe sin prescripciones
los detalles de una historia
sin final cierto.
Y donde quieras que estés
te comento que el otoño
amaneció de nuevo
en Rosario.