monique ele

¡Que Dios no lo permita!

                                                                 (quien no se sienta reflejado en este espejo-poema,

                                                                                   que arroje la primera piedra y lo destroce)


Nos encerramos 


en nuestras


pequeñas-grandes


vanidades,


en nuestros


pequeños-grandes


miedos,


en nuestros


pequeños -grandes


rencores;


recordamos 


los pequeños-grandes


ataques,


afrentas


a nuestra soberbia;


a nuestra virtud-excelsa,


a nuestros \"egos\"


-de los que


no nos jactamos


en aras de nuestras


falsas modestias-


Recordamos la larga lista


de pecados cometidos


en nuestra contra;


¡que Dios no nos permita


olvidarnos!


a nosotros:


dueños de verdad


y sabiduría,


que no nos prive


de todas aquellas


lecciones de moral


que aún debemos


impartir


en honor a tantos


falsos profetas;


que Dios nos permita


señalar la paja en tu ojo,


juzgarte sin ser juzgados;


apedrearte con gusto,


antes de que nos olviden


el tiempo-


la vida-


nuestros incondicionales


de siempre-


la misma soberbia-


la tierra que nos tapará


algún día-


y nuestros


pequeños-grandes


enemigos-


a los que no debemos


permitir


ignorarnos-


que Dios no les permita


¡¡¡NO!!!


¡que no les permita ignorarnos! 


matarnos suavemente 


con su indiferencia


o peor aún


con sus blancas banderas...


-¡pacíficas y estúpidas banderas!-


¡Crucifiquemos a Lennon,


Cristo y Buda juntos!


que se imaginen


un mundo mejor


en otra parte...


que el polvo de la decencia


no cubra, Señor,


nuestra sacrosanta


soberbia;


que Dios no nos quite


la gloria


de odiar humildemente


a nuestro prójimo,


así como nos odiamos


a nosotros mismos....