(quien no se sienta reflejado en este espejo-poema,
que arroje la primera piedra y lo destroce)
Nos encerramos
en nuestras
pequeñas-grandes
vanidades,
en nuestros
pequeños-grandes
miedos,
en nuestros
pequeños -grandes
rencores;
recordamos
los pequeños-grandes
ataques,
afrentas
a nuestra soberbia;
a nuestra virtud-excelsa,
a nuestros \"egos\"
-de los que
no nos jactamos
en aras de nuestras
falsas modestias-
Recordamos la larga lista
de pecados cometidos
en nuestra contra;
¡que Dios no nos permita
olvidarnos!
a nosotros:
dueños de verdad
y sabiduría,
que no nos prive
de todas aquellas
lecciones de moral
que aún debemos
impartir
en honor a tantos
falsos profetas;
que Dios nos permita
señalar la paja en tu ojo,
juzgarte sin ser juzgados;
apedrearte con gusto,
antes de que nos olviden
el tiempo-
la vida-
nuestros incondicionales
de siempre-
la misma soberbia-
la tierra que nos tapará
algún día-
y nuestros
pequeños-grandes
enemigos-
a los que no debemos
permitir
ignorarnos-
que Dios no les permita
¡¡¡NO!!!
¡que no les permita ignorarnos!
matarnos suavemente
con su indiferencia
o peor aún
con sus blancas banderas...
-¡pacíficas y estúpidas banderas!-
¡Crucifiquemos a Lennon,
Cristo y Buda juntos!
que se imaginen
un mundo mejor
en otra parte...
que el polvo de la decencia
no cubra, Señor,
nuestra sacrosanta
soberbia;
que Dios no nos quite
la gloria
de odiar humildemente
a nuestro prójimo,
así como nos odiamos
a nosotros mismos....