Hace ya tiempo pasa por mi mente
el eco de tu voz sutil airosa,
y el aroma de tu esencia fresca,
pensé que quizás solamente
era una confusión boscosa.
Pero mis pensamientos al creer que eras tú parecían agua,
sin embargo poco a poco se desvanecieron en el aire,
y me hicieron desconfiar de ti de mí,
de tu existencia, de mí existencia,
de tu amor, de mí desamor,
de tus mentiras, de mis verdades,
de tus bromas, de mis juegos.
Pero aun así te sigo amando
con esa intensidad de luz,
sin importar que nos separe un abismo,
estoy esperanzada a que la mentira más dulce
llegue a empalagar mí corazón.
No puedo creer que la ciudad sea tu alma,
y en el bulevar de tu amor este yo perdida,
por tantas avenidas que la atraviesan,
que contienen, semáforos, esquinas, coches,
árboles, locales, personas, rampas y hasta una que otra basura.
Pero te pido por última ocasión que me mires a los ojos,
y entiendas que soy una gitana del mar,
pero que a un así me abrazos como sí cantaras y me dejes ir,
en este último autobús de tu propio engaño.