Aprendí a conocerte en la minucia,
en cada uno de tus gestos deshonestos,
en cada palabra de amor articulada,
desde tu garganta hacia arriba.
Mujer de Madera
Simulaste con ello tu represalia
un hostil trabajo de desagrado,
ante mi vista parecía excelente,
a mis espaldas eras de lo ajeno.
Mujer de madera.
Presumiste mi corazón en engaño,
cautivaste mi alma con suplicio,
sin merecer de ti ningún cariño,
me deje llevar por tu belleza.
Mujer de madera.
Deludido he sido por tu encanto,
humillado hasta tal miserable,
soterrado por libertinaje tuyo,
cubriste mi cariño con maltrecho.
Mujer de madera.
Al fin has quedado solitaria
lastimas me da al mirarte,
la tez feúcha que te encanta,
resucitó al quedarse contigo.
Mujer de madera.
Todos los derecho reservados por el autor de esta expresión poética 2009