estridentes notas
tristes de desconsuelo,
en el retumbar de las campanas
melancólicas,
impregnadas de lamentos,
con dolor en mis lagrimas
aun la recuerdo, tan fria
aun queman mis manos y mi alma,
aun creo ella me ama
ella decidió su muerte
para amar eternamente,
en su imprudente sueño
ella en mi dejo su eterno frio
falacias de un corazón cretino
que hoy laceran mis recuerdos,
que me dejan buscando respuestas
entre coronas de flores marchitas
amante de cetrinas ilusiones
que malditas de rencores,
por caprichos negados
busco su apagada voz
en mis recuerdos entre sollozos,
ella que asi decidio
dejo en mi sus silencios
ellos dicen que murió de frio
piensan...
que una niña no podría amar
yo se que murió de frio
yo fui el que murió de amor
Ganado tengo el pan… Hágase el verso
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!
José Martí