Al sumergirme en el ayer,
en recuerdos e inviernos,
en esas profundidades de la memoria
siempre encuentro una
sonrisa sedante tuya
para esas noches que viajan sin ti.
Mueren los días
en este largo espacio
y no en tus ojos;
la lluvia de verano refresca
las ardientes tierras
y el húmedo ambiente.
Te extraño.
Los árboles se tuercen
el viento a los tejados golpea
la ira al cielo rasguña
mis manos vacías sin las tuyas.
Te fuiste a correr por esas orillas
donde la brisa tu rostro acaricia
y yo aqui con mis dedos soñadores
esperandote rozar una mejilla.
Te extraño.
Distancia polar
en sus brazos este incendio de ojos
quiere apagar,
pero siempre entra tu voz triunfante.
Tambien esperas ese reencuentro
de las pupilas vibrantes,
de la miel de nuestras bocas,
del rojo sudor abundante.
Te extraño.
Este tiempo que partimos
y nos compartimos
no sabe de olvidos vacios
ni de sombrías guerras.
Te extraño
Recostada, dormida,
jugando conmigo
tu regreso, tu partida.