¡Cuánto esperé a sedas de un día cualquiera
como ráfaga de rijosas fabulas aparecieras!
y... alanceada por ímpetu rudo de tus abrazos
... rasgar los velos de nulidades en mis ocasos.
Rozar alucinante cada oleaje de tus encantos
y... del espantoso silencio liberar los pájaros.
Gozar la brevedad inmortal de tu raudo paso
y... débil colmarme con tréboles de tu regazo.
Despertar en ricos plumajes del vino diluviado
rasgadas las pieles a festín de todo lo deseado
y... relente de las sombras en mis ojos anegado
parpadear todo destino que a ti vivió subyugado.
¡Cuánto espere que mi soledad estremecieras
y enajenadamente voraz mi desnudez bebieras!
pero condenado al cataclismo… aun así quisieras
¡no resucitarás del sólido sepulcro ¡tú… ave ciega!
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso