Hoy mirándome al espejo,
y al contemplar mi pelo encanecido;
me he dado cuenta que el tiempo deja huellas,
que van marcando poco a poco su destino.
He razonado, y un grito doy de alerta,
en vez de asombro, he lanzado a mis sentidos;
para que afronten sin miedo ni tristeza,
lo que algún día afrontaremos sin alivio.
¿Por qué sufrir o sentirme compungido?
¡Si yo lo sé! si muy bien lo he comprendido;
que son los años los que emprenden el camino,
que nos conduce tan directo a la vejes.
A todo eso le sonrío a la vida,
sin detenerme, ni ninguna dejadez;
busco la sombra de aquellos que me aman,
y mientras viva yo también los amaré.
Mas cuando llegue, como sé el postrer momento,
y aunque no quiera como quiera partiré;
pero me llevo de la vida los momentos,
con más dulzura que algún día yo pasé.
Y de esos días, Tú estás en mi recuerdo,
y a ti tan sólo al despedirme quiero ver;
pues detendrás este dolor sin bálsamo,
con la anestesia de amor, que emana de tu ser.
Copyright "©" Derechos Reservados 2011
José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita