Dulce felicidad tuve,
al nacer el símbolo de mi amor;
En pobreza, aflicción y sufrimiento
Llenó de gozo mi corazón.
Crecía tenaz y sonreía,
en niñez envuelta de amor;
Llena de encanto y hermosura
tan bella como una flor.
Fruto de esperanza y consuelo,
Conociendo ¡Oh Dios!, Tú desde el cielo
la angustia que envolvía su corazón;
¡Dios mío! … ¡Qué gran dolor!
Callada, triste y desolada,
estaba en su interior;
sin verdad ni confianza
Víctima de su error.
Encadenado estoy sin saber que hacer;
lágrimas, penas y espanto
Rompen lo más profundo de mi ser,
Líbrala Padre Santo
Con tu infinito poder de amor,
Mirándola en cada instante
Y tocándole su herido corazón.
Devuélvemela Padre amado
Sin perjuicios y en verdad:
Fruto de esperanza ... ¡Mi dulce felicidad!
(victolman)