Encuentrome en las certezas,
En medio de murallas infranqueables,
Entre puertas cerradas y abrumadora oscuridad,
Buscando tan siquiera encontrarte allí.
Pidiendo simplemente amaneceres,
Sueños de lealtades que simplemente piden,
Ser tomadas de la mano en medio de los valles,
Y que se encuentran enamorados.
Encuentrome con las certezas en la lealtad,
En tus pensamientos, tus palabras, tus gestos,
En tus simples miradas que me dicen te amo,
Que soy solamente en tu alma el ser.
Deseando las verdades de tenerte a mi lado,
Siendo soporte de esta alma enamorada,
Evitando que te vayas a otros rumbos,
Entre valles escabrosos y tenebrosos.
Encuentrome con las certezas,
De saber que a pesar de lo que pasa,
Tu lealtad me ha mostrado mi camino,
Entre el amor y los deseos de que nunca te me vayas.
Sí, si quieres te quedas,
Si quieres te vas, pero no me mientas,
Déjame la certeza de toda tu lealtad,
Al recordar como nos liberamos cuando nos encontramos.
Pero si no, te puedes marchar,
Sin olvidar lo que hicimos el uno al otro,
En nuestra vida desierta que huía del viento,
A la misma que el tiempo quemaba sin fin.
Y si me preguntas que hago, cuando te hayas marchado,
O cuando vuelvas después de breves despedidas,
Podré decirte que entre lealtades te espero,
O quizás te recuerdo aún en la distancia,
Porque aunque lejos ahora, y aún tan cercana,
Recuerdo con ansias tus dulces llegadas,
Por sendas leales de nuestras verdades.