Tengo el alma sumergida en agua salada,
me gustaría que fuese agua de mar,
pero son lágrimas acumuladas con el tiempo,
lágrimas que se niegan a salir por mis ojos,
a veces las siento en mi boca con sabor amargo.
Tengo el alma sumergida en agua densa como plomo
que me impide sacar sentimientos no deseados
y se quedan agarrados como parásitos de muerte.
Agua salada, agua amarga, de plomo y soledad,
que circula entre mi sangre, preso y sin esperanza,
como un inocente con cadena perpetua sin juicio.
A ti mi Mar dulce de azúcar de pedazos de cielo,
que experimentas la ingravidez de los ángeles,
te pido que desalojes mi agua salada y amarga,
de plomo y soledad, con caricias de terciopelo.
Cuando piensas en mí, es una caricia,
cuando me envías un mensaje, es una caricia,
verte y oír tu voz, es mucho más que una caricia.
FÉLIX