Siento nauseas.
Nauseas sanguíneas,
como aquellas que se sienten
cuando una espada
se clava en el pecho
y mides el gélido filo
con la sangre de las entrañas…
Y se corta la respiración…
Y la voz no sale…
Sólo los oídos conciben el sonido.
El sonido de una explosión lineal,
aguda,
como la punta de un puñal.
El mismo sonido que perfora los tímpanos,
y el cerebro abrasa,
informando de que un corazón
se ha sellado,
por la firme hoja
que lo mantiene apresado.
Y los ojos se cierran
bajando su telón,
queriendo decir así,
que se acabó la función.