Mi adorada bilabial,
espaciado tu rostro
entre tu lírico dúo de orejas.
Ojiluz en tu luna de pupila
bajo el arco alineado de tu ceja,
me recuerdas la manzana
en el espejo de una charca
o el verdor de una estrella
en la noche azulmarina,
piel de mármol o marfil
en mi carne submarina.
Malabar lumbre de lis,
ábrete sésamo en sangre
como ártico herido de sol.
Tu lengua es tela de lila
mis besos van por tu boca
con sus lazos de saliva
y al galope de tu lengua
lanzo mi lengua suicida.
Llevas la lluvia en tu pelo
como una corona de espinas
y en mi pecho suena un trueno
como pólvora de vida.
Es amor, no tengo dudas,
eres tú, amada mía.