Seguí tus pasos
me acerqué despacio
y dejando a un lado las palabras
abordé tus labios…
aspiré tu aliento
avivando desmesuradamente
mi deseo, y mi fuego…
rocé tu piel
acaricié tu alma
y te amé apasionadamente
a lo largo y ancho de tu cama…
¡Soñé contigo!
y dormiría eternamente
si en sueños eres mío...